dimarts, 29 de setembre del 2009

El duelo Migratorio o Cómo integrarnos a una nueva sociedad en armonia (2)


¿Qué perdemos cuando nos hemos ido de Venezuela? ¿Por qué podemos atrevesar por momentos de dolor en repetidos episodios? ¿Qué repercusiones tiene la inmigración para nuestr@s hij@s?

Estas son muchas de las preguntas que nos hacemos cuando somos inmigrantes.

Hoy me voy a limitar a contestar desde la Psicología de la Inmigración la primera: ¿Qué perdemos cuando nos vamos de Venezuela?, les voy a describir brevemente de las diversas pérdidas en el duelo migratorio según el mismo Valentín González Calvo (2005):

1.El duelo por la familia y l@s amig@s: Este duelo comprende la separación de hij@s, padres mayores, herman@s, familia extensa, además de amig@s y de las relaciones íntimas. Se pierde la red familiar. Aunque en ocasiones las familias se reagrupan parcialmente. Un aspecto importante, este duelo lo viven quienes se van y la familia que se queda.

2. El duelo por la lengua: perdemos el uso fluido de nuestra lengua materna debido al uso cotidiano de otra. Por otra parte, como el aprendizaje de la nueva lengua es un proceso lento se hace difícil la expresión de los aspectos íntimos en este nuevo idioma.

3. El duelo por la cultura: se siente una pérdida por tradiciones, valores, formas de vida propios de la cultura de Venezuela. En muchas oportunidades se intenta revivir esas costumbres, por ejemplo: hacemos las hallacas en diciembre.

4. El duelo por la tierra: los paisajes, colores, olores, la vegetación, la luminosidad. Sobre todo para quien emigra a paises con estaciones el cambio suele ser significativo.

5. El duelo por el estatus social: vivir en un nuevo país incluye una pérdida del status social, pues muchas veces nos incorporamos en un nivel socioeconómico bajo. Estar en el nivel más bajo nos será útil para progresivamente asentarnos en nuestra nueva sociedad de acogida. Sin embargo, si permanecemos en él mucho tiempo tendemos a desmoralizarnos y desmotivarnos.

6. El duelo por el contacto con el grupo étnico: sentimos seguridad en el encuentro con nuestro grupo de pertenencia, donde nos identifican y reconocen. Sin embargo, la distancia de lo nuestro nos hace más evidente esta pérdida.

7. El duelo por los riesgos físicos: en Europa se observa como african@s surcan el mar o europeos del este se arriesgan viajando en los amortiguadores de los autobuses, emprenden viajes muy riesgosos con importantes amenazas para la salud y para la integridad física. Cabe destacar que much@s venezolan@s podemos sentir que los riesgos de nuestros viajes no son tan grandes como los de vivir en medio de la inseguridad en Venezuela, a la cual muchas veces precibimos como una amenaza bélica.

8. El duelo por la pérdida del proyecto migratorio: esta pérdida es más dura cuando las personas vienen con expectaivas poco realistas, se trazan objetivos ilusorios y cuando se dan cuenta de que no pueden conseguir los objetivos se desestabilizan, se sienten muy estresados y se culpan a sí mism@s por esta derrota.

9. El duelo por no poder regresar: el deseo de volver siempre está, no se abandona nunca. Si las condiciones económicas y administrativas lo permiten vamos de visita, en ese momento se reaviva el duelo.

Como pueden apreciar el duelo migratorio incluye muchas pérdidas significativas, de allí que sea una de las experiencias más difíciles de afrontar debido a las intensas emociones que genera.

diumenge, 27 de setembre del 2009

El duelo Migratorio o Cómo integrarnos a una nueva sociedad en armonia (1)



Luego de recibir en Facebook algunos comentarios de venezolan@s muy querid@s que también han decidido vivir en otros destinos, he decidido escribir en varias entregas sobre el tema del duelo migratorio. Aclarando que voy a hacer varias referencias a lecturas de psicología del/la inmigrante aplicadas desde mi perspectiva a lo que creo pueden ser nuestras vivencias como parte de un proceso social y político reciente.

Cuando hice mi primer proceso migratorio leí vari@s autor@s, y me dí cuenta que much@s ven nuestro duelo un poco más dramático de lo que es, pero como siempre existen diferencias individuales en cómo se viven los procesos emocionales, comprendo que hay personas que viven la migración como una catastrofe y asi lo transmiten y hay quienes lo afrontan con más estabilidad emocional y tienen más recursos sociales y económicos que suavizan el cambio.

En esta oportunidad he leido a Valentin Gonzalez Calvo (2005). Este autor menciona varios aspectos importantes que es importante que tengamos en cuenta y que el Chaman Urbano comentó en el blog pasado: la idealización.

Cuando vamos a un nuevo destino sin expectativas realistas, pensando que nos la vamos a comer, que vamos a ser los más exitosos del mundo y que nuestra sociedad de acogida va a ser el paraiso terrenal, estamos idealizando la sociedad de acogida.

Cuando ya hemos pasado los primero 6 meses de luna de miel, suele aparecer la nostalgia, saudade, añoranza, etc, es decir, nos deprimimos al darnos cuenta que estamos enfrentando varias pérdidas. Si son más las pérdidas que las ganancias o si nos sentimos muy vulnerables porque la sociedad de acogida nos rechaza o discrimina o simplemente estamos en un momento de la vida muy frágil, va a ocurrir que comenzamos a idealizar a Venezuela, pensamos en las playas, en el Avila y lloramos o deseamos estar allí, empezamos a pensar que dejamos a nuestra maravillosa familia, a l@s mejores amig@s del mundo, a la gente más amable de la tierra, etc. Cuando en realidad todas estas personas, lugares, costumbres comidas son buenas, pero no son esa perfección ni extasis en que las convertimos cuando no sabemos cómo afrontar la adversidad o cuando las adversidades son tan arrechas que no nos queda otra que regresar al vientre nacional.

El problema cuando idealizamos en nuestra fantasía a Venezuela, es que empezamos a descalificar o desvalorizar a nuestra sociedad de acogida, que tendrá sus defectos, pero también puede tener muchos recursos que ofrecernos, y que despreciamos por el mero estado emocional que nos embarga.

Ahora bien, puede ser que nos ocurra un proceso distinto, que es el rechazo a nuestra cultura de origen, es decir, Venezuela mesma. ¿Por qué? Porque nuestro país esta jodido, trastornado, caotico, y esto tampoco nos ayuda mucho porque la parte de nuestra vida y de nuestr@s antepasad@s que transcurrió en Venezuela fue valiosa y aún quedan muchas personas, lugares, comidas, costumbres hermosas allá. La vida sigue en Venezuela, aunque nosotr@s hayamos decidido bajarnos de ese tren por razones muy legitimas y valederas.

Si rechazamos a Venezuela, estamos desvalorizandonos a nosotr@s mism@s, y eso sería hacernos tanto daño como quedarnos allá aunque no lo deseemos.

Yo creo que con estas ideas ya hay bastante para pensar, hasta la próxima.

dimecres, 23 de setembre del 2009

Breves recomendaciones para comenzar en otro país


Cuando decidí irme de Venezuela, todavía no se había realizado el Referendum para la Enmienda de Febrero de 2009, todavía no habían ocurrido muchos hechos violentos que han acentuado aún más la polarización que sumerge las emociones de cualquier venezolano, ni los abusos de poder del gobierno ni las estrategias repetitivas y fallidas de la oposición de converirse en una alternativa convincente para la mayoría de la población.

Y con todo ese panorama de lo que vive mi familia y buena parte de mis amig@s, decido comenzar una nueva vida en Barcelona. Qué ha significado esto:

Seleccionar el país y la ciudad de acogida: ya conocia Barcelona, me agradaban algunos rasgos del gentilicio y de la política, sabia que es costosa (Caracas compite en este punto), sabia que hay organización sanitaria, educativa pública, sabía lo desagradable del invierno para seres tropicales. Preparé los papeles, porque si no es dificil sobrevivir dignamente.

Recursos económicos: este punto es el que suele ser decisivo, nosotros tenemos suerte y también nos la buscamos, pienso que abriendo canales de comunicación con la sociedad las posibilidades se dan. Sin lugar a dudas, hace falta paciencia para afrontar estos nuevos retos. Y humildad, pues en tu lugar de acogida nadie sabe si eres capaz de hacer muy bien pequeñas y/o grandes cosas.

Separarse de la familia: antes habia tenido un pequeño proceso migratorio a Alicante, durante dos años, para mí en ese momento me desarraigué, porque emocionalmente fué un momento duro, extrañaba la familia, l@s amig@s, la comida, el paisaje, todo pues. Pero cuando volvi durante 3 años y medio me di cuenta que es difícil ver a la familia y a amig@s porque cada uno está trabajando y atendiendo sus responsabilidades, y también entendi que podía disfrutar muchas cosas, pero el costo emocional por la conflictividad política era demasiado grande, y no sólo eso, también la inseguridad creciente, el mal manejo de la basura en uno de los mejores municipios de Caracas, el tráfico espantoso sin alternativas de transporte público hacen la vida poco grata en Caracas.

Las redes sociales: es importantisimo hacer nuevos lazos de amistad, y ellos no pueden estar basados en que tus amig@s sean latinoamerican@s o venezolan@s, sino en la calidad humana de con quienes comparten, es decir, su solidaridad, su capacidad de empatía, valores y apertura al cambio.

Lo nuevo: todos los días aprendemos muchisimas cosas nuevas, en mi caso aprendo catalán y aprendo cómo se vive en Barcelona, qué trámites hay que hacer, qué recursos ofrece la sociedad.

Generalizar poco: cada persona es distinta, porque sea venezolano o catalán no tiene por qué tener determinada característica de personalidad, "hi ha de tot". Eso no quiere decir que no existan algunas diferencias más o menos generales: por ejemplo que l@s venezolan@s somos muy abiert@s al principio para hacer amistad y l@s catalanes dan su confianza más lentamente.

Nada es blanco y nada es negro: si algo he aprendido en la vida y después de tanta terapia, es que todo tiene su lado hermoso y su lado desagradable u odioso, lo importante es reconocerlo, comprender que yo también soy así, y tomar las decisiones con conciencia de ello. Hace falta templanza para hacer frente a las decepciones que siempre aparecen y sabiduría para aprender de ellas.

Quizas este post sea sólo expresión de lo que yo vivo, pero creo que siempre contar las experiencias además de desintoxicar, puede ayudar a otr@s.

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divendres, 11 de setembre del 2009

Escribir

Desde hace algún tiempo he venido sintiendo el deseo de comenzar a escribir y plasmar en imágenes algunas de las vivencias, pensamientos y sueños que han ido surgiendo en este interesante camino de la vida. Sólo hoy decidí atreverme a expresar en mi lengua nativa, esos contenidos tan personales.

Soy inmigrante, esa decisión ha estado motivada por varios conflictos sociales y políticos que hacen eclosión en este momento, entre los cuales destacan: la inseguridad (en Venezuela mueren cerca de 100 personas semanalmente como víctimas de la delincuencia, sin que el gobierno mueva un dedo), la altísima conflictividad política (en este momento hay un gobierno que habla como gobierno de izquierda, pero actúa como de derecha, ya con 10 años en el poder, y los resultados más evidentes son que la corrupción y el resentimiento entre venezolanos se apoderan del país).

A todo esto se suma, un factor muy importante, la cultura del venezolano: "quitate tu pa' poneme yo", "te sonrio y echo vaina, pero si puedo te jodo", "ese chamo es un pendejo, reclama porque se le estan coleando", "como esto es del gobierno, hay que repartirlo entre todos", "cómo arreglamos eso?, sabes que tengo una hambre pareja por qué no te compras un pollito en la esquina? -sugiere la funcionaria policial-", "ese chavista es un mono", "te mereces que te robaran por escualida". Estas expresiones son cotidianas y podría gastarme la vida analizando la viveza criolla, el atropello a los derechos de los demás, la descalificación a quien actúa según las normas, la matraca, el racismo, el resentimiento, la envidia, etc.

Muchas personas pueden argumentar que este no es motivo para hacer semejante sacrificio, sin embargo desde mi perspectiva estos problemas tan graves y que afectan a tanta gente, en lugar de empezar a darse los primeros pasos para su solución, cada vez se van agravando tanto que si quiero vivir en paz el tiempo que tenga de vida, prefiero estar afuera. Teniendo claro, que tampoco vivo ni viviré en ningún paraiso.

Ahora, porque no quedarme a luchar?, soy de izquierda, he sido una mujer idealista con deseos de justicia, pero no me quedo porque aunque en muchos momentos tengo un espíritu heróico, considero que es necesario ser humilde y aceptar lo incontrolable de muchos procesos sociales que estan fundamentados en alteraciones colectivas, muchas de ellas inconscientes.

Espero continuar queriendo a mi país, espero poder hacer lo que este a mi alcance desde la distancia, espero ir poco a poco expulsando las toxinas consumidas, para reecontrarme y renovarme en este trance.