dijous, 3 de desembre del 2009

Temporada Otoño-Invierno 2009


Hoy a diferencia de otros días decidí escribir sobre un tema más personal que social, cultural o político. Sabiendo de antemano que uno de los motivos por los que escribo este blog se refiere a mi necesidad de elaborar mi duelo migratorio y desintoxicarme de muchos aspectos de nuestra cultura y del momento histórico que vive Venezuela.

Pero hoy es diferente, hoy he empezado a sentirme vulnerable frente al clima, vulnerable emocionalmente. Yo siempre he pensado que ser tropical es divertido, porque la parte de mi que sigue siendo como el mar Caribe, cálido y poblado de seres multicolores, es tan divertida como un Oriental o un Maracucho. Pero, ahora que estoy viviendo frente al Mediterraneo, con un clima más templado, siento que está emergiendo ese aspecto más introvertido, similar a las pequeñas calles del Raval de Barcelona. Sin duda es un reencuentro conmigo misma, con el silencio, la soledad y la reflexión. Esta experiencia viene a ser una suerte de transmisión de la piel hacia el alma, transmisión del frio, de los vientos gélidos del norte, transmisión de la necesidad de transformación silenciosa.