Si hay algún aspecto del que creo tener conciencia de mí misma es la sensibilidad que he experimentado en muchos momentos de mi vida. Hoy publicaron en PychCentral un artículo sobre una entrevista a Douglas Eby sobre este tema que pueden leer en este enlace: http://psychcentral.com/blog/archives/2010/03/28/5-gifts-of-being-highly-sensitive/.
Me sentí completamente identificada tanto con las características enriquecedoras como la creatividad, la conciencia emocional, la mayor apertura a detalles sensoriales, matices de significados y los altos niveles de empatía. Todas ellas características que me han permitido vivir intensamente.
Sin embargo, las características chungas (aqui) o chimbas (allá) que se derivan de esta condición psicológica tales como sentirse fácilmente abrumada o sobreestimulada, afectada por los sentimientos de los demás o el vivir fuera de sintonía con la cultura hacen que en muy diversas situaciones sociales me sienta incómoda y hasta fuera de lugar. Lo que me hace cuesta arriba tolerar las ansiedades ajenas porque fácilmente empatizo con quien las siente, o se vuelve peludo tolerar las injusticias, pero esto se puede manejar cuando recuerdo los límites que me separan de las vidas de esas otras personas que me rodean o recuerdo que la vida tiene infinitos matices y que lo que hoy pareciera un fracaso mañana puede convertirse en una gran oportunidad de crecer, y hasta lucho por poner mi grano de arena mejorando lo que está a mi alcance.
Yo creo que apesar de las dificultades de ser altamente sensible, hay algunas cosas que no cambio por nada: encontrar la poesía cada día en detalles cotidianos, encontrar en la mirada de las personas la profundidad de sus sentimientos, poder pensar de forma independiente a lo que piensan otr@s.
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